


Después de la derrota del gobierno en las elecciones, lo que hay es una crisis de los de arriba, por la que se cuela la bronca y la resistencia de los de abajo. Y mientras el gobierno y la oposición se retuercen impotentes, sin lograr imponer los ajustes, los golpes al bolsillo para obtener millonarias ganancias que reclaman las patronales de la industria y el agro, las empresas intentan resolverlo directamente “sobre el terreno”. Eso es lo que intentó la multinacional norteamericana Kraft-Terrabusi, que quiso deshacerse de la organización sindical en la fábrica con 160 despidos, para desbaratar las fuerzas obreras antes de pasar sus planes previstos de liquidación de un turno entero y de aumento de los ritmos de explotación: un ataque feroz de la patronal yanqui que las obreras y obreros están enfrentando con su lucha desde hace más de 45 días. En todo el país, tarifazos, aumentos e inflación; crisis de la vivienda, suspensiones con rebaja salarial, deterioro de la salud y la educación pública y más de 250 mil despidos que hoy afectan, fundamentalmente, a las trabajadoras y trabajadores contratados considerados “de segunda” para una dirigencia sindical burocrática que no los defiende. (Leer más)