En el “siglo de las mujeres”, seguimos muriendo por aborto clandestino
Hace un año, Ana María Acevedo moría en Santa Fé. Pobre, con 20 años, 3 hijos/as y embarazada, la enfermedad que padecía la llevó a solicitar su derecho al aborto. La primera traba la puso el Tribunal de Bioética del hospital donde fue intervenida por un cáncer en el maxilar: “convicciones religiosas y culturales” coartaban su derecho a no morir, señalaron, y por eso su pedido fue denegado.
Claro que tales “cuestiones” no impidieron obviar la información que entonces debieron darle: por su estado de salud, un embarazo le haría correr peligro de vida. Pero ese fue sólo el inicio de una larga cadena de complicidades y trabas impuestas primero por aquel Comité y continuadas luego por la justicia. Meses después, ella y la criatura que acababa de nacer, murieron bajo el silencio cómplice de funcionarios provinciales y nacionales.
Como para cientos de mujeres en Argentina, los derechos a la información, a la maternidad libre, a la educación sexual, a la salud reproductiva y a un aborto seguro y gratuito, fueron sólo papel mojado para ella. Es que, en Argentina, guste o no, las cosas están claras: para las mujeres trabajadoras y pobres, que son las que mas sufren las consecuencias del aborto clandestino, hablar de “el siglo de las mujeres” no es más que una frase llena de hipocresía y de soberbia.
¿Ante el embarazo: despido, y ante el aborto: condena?
Hace pocos días Cristina aseguraba que a nosotras, por ser mujeres, “todo nos cuesta más”. Es cierto, ya que en una sociedad capitalista y patriarcal, para nostras todo significa un doble esfuerzo, porque son dobles las cadenas que nos atan. Pero mientras ella usa su pertenencia de género como un arma más para ejercer el poder del Estado, como muestra la disputa con los capitalistas del campo (para ver cómo se distribuyen, entre ellos, la riqueza producida por los/as trabajadores/as), millones de mujeres viven con salarios de miseria y son presas de una inflación que crece día tras día. Obligadas a trabajar en negro, sin obra social, aportes jubilatorios o guarderías para sus hijos/as, no pocas veces deben ocultar que son madres o interrumpir un embarazo para conservar el empleo. Cuando aún resuenan las cínicas palabras de CFK diciendo que “las mujeres estamos preparadas biológicamente para el dolor, culturalmente para la dificultad y funcionalmente para trabajar en simultáneo”, son más de 500 mujeres las que han muerto el último año a causa de la clandestinidad del aborto.
Para Cristina, el “siglo de las mujeres” ha significado reafirmar, ahora sin doble disKurso, lo que su marido garantizó hace tiempo al Vaticano: que el derecho a interrumpir un embarazo no deseado no será legalizado mientras dure la era K. Y para que no queden dudas, su Ministra de Salud, Graciela Ocaña, afirmó, con el beneplácito de la Iglesia, que “la cuestión del aborto es un tema de política criminal”. Para quienes conservaban alguna ilusión, las cartas están sobre la mesa: CFK se opone abiertamente a este elemental derecho, igual que quienes posan de opositores, como Macri y Carrió. Pero mientras ellos defienden los intereses de los empresarios y la iglesia, miles de Ana Marías mueren a diario. Las cosas por su nombre: a pesar que cada vez más personas están a favor de la despenalización, la interrupción voluntaria de un embarazo en condiciones de salubridad sigue siendo un privilegio para quienes pueden pagar miles de pesos por un aborto en una clínica privada.
Desde Pan y Rosas nunca depositamos confianza en que la llegada de una mujer al sillón presidencial fuera a cambiar la vida de millones de nosotras. No nos equivocamos: a poco de iniciado el mandato de CFK la Corte Suprema reafirmó la condena a Romina Tejerina, dejando impune a su violador, justo el mismo día en que se otorgaba al torturador Patti el derecho a asumir como diputado nacional. Es que, bajo este gobierno, como en los anteriores, las instituciones de la democracia para ricos funcionan como lo que realmente son: pilares del Estado de los capitalistas contra las/os trabajadoras/ es y el pueblo pobre. Sino, ¿cómo explicar que bajo el “gobierno de los derechos humanos”, el 95% de los genocidas siga libre o que, cuando los trabajadores/ as salimos a luchar enfrentando los ataques patronales y la carestía de la vida, seamos brutalmente reprimidos y criminalizados, como en Mafissa y en el Casino?
El gobierno de Cristina, que financia a la reaccionaria Iglesia Católica y sostiene una justicia para beneficio de los ricos, no nos va a conceder el derecho al aborto. Las trabajadoras, las estudiantes combativas y los sectores dispuestos a luchar por nuestros derechos tenemos que impulsar la organización y la movilización independiente del gobierno, los partidos patronales y la iglesia en todos los lugares de trabajo y estudio, sentando las bases para arrancar nuestro derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Por eso en Psicología pusimos en pié, junto a En Clave ROJA, la Secretaría de Género y Clase del CEP, desde donde impulsamos talleres, charlas, encuentros y comisiones de lucha por el derecho al aborto. Para fortalecer la pelea por nuestros derechos, te invitamos a impulsar con nosotras múltiples y creativas actividades para sumar a más compañeras.
Pongamos en pié una gran campaña que plantee: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, derecho al aborto libre y gratuito para no morir!// Anticonceptivos gratuitos para evitar embarazos no deseados, en todos los hospitales públicos y centros de salud // Separación efectiva de la Iglesia del Estado.
¡Sumate! “Una visión marxista sobre la opresión de la mujer”// Junio - 4 Encuentros// Lic. Sol Bajar, docente de Introd. a los Estudios de Género, de A.M. Fernández.
¡Participá! A 5 años del gobierno K: trata, aborto y mujeres trabajadoras. 27/05: 20 hs. Sede Indep.
¡Viajá con Pan y Rosas al XXIII Encuentro Nacional de Mujeres en Neuquén!
Nos reunimos los Lunes a las 19.30hs en el CEP
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